VALS En los días previos a la Navidad comienzan a llegar a casa los parientes más cercanos. Mis hijos con sus esposas, mis hijas con sus maridos, mi nietos, algún hermano… Todos quieren acompañarme en esas fechas. Nati, que sigue siendo soltera y me cuida, los anima para que me atiendan, me agasajen y pongan fiesta en cada momento del día. Durante la Nochebuena cantamos canciones antiguas, villancicos. Juanito, mi nieto mayor, nos acompaña con su guitarra. Lo hace bien, tiene futuro el muchacho como músico. Le aplaudimos mucho, aunque menos de lo que merece. Nati y mis demás hijas lo preparan todo, lo disponen del mejor modo posible, como siempre se hizo en nuestra casa. Mis hijos y mis yernos intentan ayudar, pero ellas prefieren ir a su aire porque dicen que son algo patosos. Vienen todos para que me sienta acompañado, pero a pesar de ello, yo salgo de viaje. Nadie nota mi ausencia, sin embargo, porque sigo sonriendo, abrazando y felicitando a todos. Lo que ocurre es que mi es
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